Estando en el Diplomado de Dramaturgia conocí a David Olguín, una persona sumamente importante para mí en lo personal y lo laboral. Gracias a él me conocieron en México y me invitaron a participar en el proyecto con la Royal Court Internacional Playwrigths de Londres. Estando en el proyecto de Londres conocí a Luis Mario Moncada. Él me invitó a entrar a un Diplomado para escritores en Televisa y así fue como fui a dar al DF de nuevo, aunque ahora ya fuera del seminario. En este tiempo mi relación con los Scouts aún era buena, formaba parte del grupo y participaba en lo que podía, fue así como conocí a
LUIS FELIPE
En las reuniones del grupo me sentí más o menos a gusto, aunque me cuestionaba mucho la razón de ser del mismo. Si lo que querían era luchar por la aceptación de los gays en la comunidad Scout… ¿por qué hacerlo desde fuera en un grupo alterno y no desde dentro del movimiento Scout? Y bueno, el escultismo está más enfocado a los niños y los que estaban en SGM eran todos mayores de edad y algunos nunca habían sido Scouts. Todo un chacoteo. Por lo pronto nuca estuve en un campamento por falta de tiempo, pero intenté hacer vida escultista muy a mi modo.
En una ocasión llegó a las actividades un individuo del que no recuerdo el nombre pero al que inmediato se le puso por sobrenombre “la wera”. La razón era simple, el blanco de su piel y el miss clairol del cabello. Entre jotas te veas. La wera empezó a participar en el grupo y más o menos me llevé con ella. Hubo un campamento en la Trinidad, en Tlaxcala, al que no pude ir, pero intentando ser parte del grupo fui a despedir a los compañeros escultistas. Sólo Edgar se bajó del camión y me saludó, pero pude ver a la wera muy pegadita a un tipo fortachón, moreno y cara de ogro. Se llamaba Víctor. Los despedí y regresé a casa.
La siguiente semana fui a la joti reunión de los miércoles en el Vips con las escultistas y me encontré a todos despotricando contra el campamento y Víctor. Más o menos escuché lo que decían y defendí al grupo, aún sin saber bien cómo estubieron las cosas. Edgar hablaba con Eric y Víctor aparte, entonces me enteré que Víctor era parte del consejo directivo. Bueno, yo ni sabía quién era él y ya era parte del consejo, y yo, un niño lindísimo que siempre había aportado tanto al grupo y ayudado a conformarlo, ni siquiera uniforme tenía. Me tocó un poco el orgullo, pero vale.
La actividad terminó y se acordó la siguiente. Rally de Harry Potter. Insisto: entre jotas te veas. La actividad se llevó a cabo en las Islas de la UNAM un sábado por la mañana. Llegamos y de repente me encontré con que la wera y Víctor andaban. ¡Zaz! Todo en dos semanas. Y siguiendo con la regla de Shakespeare lo digo por tercera vez: entre jotas te veas. Para colmo, la feliz pareja llevó a un tipillo que decían era su hijo o algo por el estilo y que respondía al nombre de Luis Felipe.
Moreno, delgado, ojos negros de mirada profunda, barbita de chivo, cabello negro semi quebrado. Me gustó. Originario de Acapulco, compañero de Víctor en la escuela y trabajaba en un HSBC. Al inicio sólo lo conocí como Luis, pero me agradó. Se formaron los equipos para el rally y Ricardo, Roberto y yo corrimos a formar el nuestro. Para fortuna del mundo, Luis Felipe estuvo en el nuestro. El tiempo de Rally sirvió para convivir, platicamos, nos la pasamos bien… etc. Total, que al final del día el tipo me estaba gustando. Acepto que eso me molestó, pues yo decía no creer en el amor a primera vista y este tipejo vino, se paró frente a mí y me gustó. Ni pex. Cuando te toca, te toca.
Al terminar la actividad fuimos a comer y a la salida Luis Felipe se despidió de mí. Lindo, me gustó el detalle. De repente todo me gustaba. Asco. Mejor sigamos con la vida normal, pero vale, el tipo anda dando vueltas en mi cabecita loca.
Dos actividades más y ya estaba medio perdido por él. Resulta que se organizó una velada mística, así que fuimos ahora sí a participar de ella. Al llegar al punto de reunión me encontré con Luis Felipe y los demás. Tomamos la pesera y él y yo nos sentamos juntos mientras los demás cantaban y alteraban el orden público del microbús.
Llegamos al punto ultra secreto donde sería la actividad. Que bueno, tanto como ultra secreto no era ya que fue en la casa de Edgar y era conocida por la mayoría. Nos bajaron del micro y pidieron que nos vendáramos los ojos e hiciéramos una fila india tomados de la mano. Luis Felipe y yo íbamos juntos y nos tomamos de la mano, pero… mmmm… creo que algo raro pasa, no nos tomamos de la mano como los demás sino que traemos los dedos entrelazados. Ok, no haré nada para cambiar la posición, total, el tipo me gusta mucho y me agrada ir así. Llegamos y se hizo la… ¿velada mística? Bueno, lo que haya sido. Una cosa rara donde salieron unas vestidas que dijeron ser jefes de clanes escoceses. En realidad eran Edgar, Eric y Víctor con faldas, su sueño hecho realidad. Terminó la ceremonia.
Durante la cena Luis Felipe y yo estuvimos platicando haciendo que cada vez me enculara más. Sí, lo confieso, me enculé muy rápido, pero el problema no era ese, al fin eso se puede tolerar, el problema real era que estaba encorazonado hasta el queque. Al final si te enculas, basta con que llegue otro y te haga olvidar, pero cuando es el corazón el que anda en juego… Mal.
Para hacer honor a una velada de gays, al final bailamos un rato cual Cabaré-tito y ya como a las 2 am algunos se fueron, otros fuimos por más pomo y otros se metieron al depto. de Edgar para correr del frío. Regresamos y dimos cuenta de lo que llevamos. No podía parar de ver a este hombre. En verdad me gustaba. Como a las 3 am ya todos empezaban a dormise. Luis Felipe estaba sentado recargado en la pared sin hablar con alguien así que aproveché el momento y le pedí que saliéramos. Subimos un piso más del edificio y nos sentamos en las escaleras. Platicamos un poco y ya, de buenas a primeras decidí decirle lo que pasaba. Mmmm… oye, quiero hablar contigo de algo importante, mira, hasta ahora llevas poco tiempo en el grupo y espero que lo que te voy a decir no te saque de onda y decidas dejarlo. ¿Qué pasó? Mira… (ok, como suelo hacer, le di un par de vueltas a las cosas antes de llegar al punto) Me gustas. ¿Perdón? Sí, me gustas, es algo que estoy sintiendo desde hace rato, concretamente desde que te vi por primera vez en el rally, me gustas y mucho. No sé qué decir. No tienes que decir algo, pero a mí ya me era necesario decirlo. Gracias, me halaga un poco, no creí que un chavo como tú se fijara en mí. ¿Por qué? no tengo nada de raro, soy un tipo común. No, eres un chavo especial, eres de los que mejor me caen del grupo y aunque no te conozco me pareces muy especial. Gracias. Mira, yo voy saliendo de una relación, bueno, saliendo no porque terminó hace un año pero me afectó mucho, de hecho ya ni salía, Víctor me invitó a participar en el grupo para que ya saliera un poco de mi casa y conociera gente pero yo ahora no quiero tener nada con nadie. No hay problema, no te estoy pidiendo nada, sólo quiero conocerte y que me conozcas. Me gustaría. Ok.
Platicamos un rato más y ya íbamos a entrar al depto. de Edgar cuando me tomó de la mano y me abrazó. Nos recargamos en la pared y nos quedamos así por un buen rato, abrazados, sin decir nada. De pronto, mi boca traidora vino a alterar el momento y le dio un beso en la oreja. Nos separamos y entramos. Yo me fui a dormir.
En la mañana todo mundo se empezó a ir dejando las cosas tiradas. Algunos desayunaron y se terminaron las cosas. Eric, René, Víctor, la wera y Luis Felipe se quedaron sin desayunar. Eric empezó a calentar el pollo que sobró de la noche y como yo ya había desayunado, le dije que lo hacía y que se fuera a sentar. Terminé de calentarles el desayuno y se los llevé. Al terminar, Luis Felipe me dijo: Gracias por calentar el pollo. Y vale, acepto que no hay ningún mérito en calentar pollo, pero el gesto y la manera en que lo dijo me hizo sentir muy bien. Víctor remató el comentario: Cocinas, eres buena onda y escribes, eres un estuche de monerías. Y viendo a Luis Felipe le guiñó el ojo, a lo que Luis Felipe sólo sonrió. Ok, ya les fue con el chisme, bueno, no importa. Pues ya ves, por ahí si conoces a alguien que le interese un estuche de monerías, te dejo el dato. Luis Felipe, Víctor y la wera sonrieron, yo entré en la cocina. Me dio hueva, tenía sueño y quería bañarme así que decidí irme. Luis me alcanzó. ¿Ya te vas? Sí. Espérate un momento más y ahorita nos vamos. ¿Nos vamos? Ok, Los esperé. Fui con la wera, Víctor y él hacia la parada del micro pero llevábamos rutas diferntes. Nos despedimos y me dio un beso en la mejilla. Llegué a casa soñado y para colmo de ridiculeces, empecé a escribirle una carta muy al estilo de chamaca de secundaria.
Desde que estoy en la primaria tengo la costumbre de dibujar en lugar de tomar apuntes, después en la prepa empecé a utilizar esos dibujos como fondo de las cartas que les hacía a mis amigos. Así que siguiendo esa tradición, empecé a escribir sobre mis últimos dibujos un poco de mí, de mi historia, etc. No me desgarré las vestiduras ni dejé la sangre de las venas en la carta pero me apliqué y me quedó bastante mona.
Miércoles por la mañana buscaba en la UNAM un sobre para meterla y entregársela en la noche pero ni una sola puta papelería encontré y ya me debía ir para llegar a tiempo a Televisa. Así que compré un monedero con los pandrosos de afuera de la fac. y ahí metí la carta. En Televisa quería que la clase ya se terminara o que algo sucediera, ya me quería ir. Al llegar al Vips, él ya estaba ahí. Nos saludamos, estuvimos en la junta y él se debía ir luego, así que le entregué la carta y la guardó. No más.
El siguiente miércoles que nos vimos me dijo que la carta le encantó y que no sabía qué decir. No más. Para entonces ya era septiembre y venía la noche mexicana, así que quedamos en hablar en dicho evento. Me sentía alegre por eso y se lo quise decir a Edgar. No sé, de alguna manera, a pesar de todo, era alguien especial para mí. ¿Qué crees? Me estoy enamorando. Qué bueno, niño, ¿de quién? Luis Felipe. Freyito… Luis Felipe y yo estamos saliendo. ¿Qué? El viernes pasado se quedó a dormir en mi casa y estamos saliendo. No es cierto. Jajaja, te engañé, bebé. Edgar, de ti lo creo todo. Me fui.
Mi carnalito el Chol me acompañó a la noche mexicana pues los dos estábamos sin plan. Llegamos y lo puse al tanto de lo que estaba pasando respecto a Luis Felipe y como no nos habíamos visto en un buen rato, él me ponía al tanto de lo suyo. Nos dio tiempo pues la noche mexicana sería hasta Chalco. Llegamos con otros del grupo y Luis Felipe no llegaba. Y no llegaba. Y no llegaba. ¿Y Luis Felipe? No sé. ¿No vino contigo? No. ¿Todavía no andan? ¿Ah? Y por fin llegó. En cuanto lo vi sonreí como estúpido. Nos saludamos pero cada quién estuvo por su lado. Al verlo, Huicho se rió. Se parece a Edgar. No es cierto. Se parece físicamente a Edgar…
Pasada la noche le pedí hablar. Le dije que estaba confundido, que no sabía qué onda. Y bueno, él dijo que en definitiva no quería nada con nadie y que no quería lastimarme, que gracias por el interés pero que estaba saliendo de su relación aquella terminada un año atrás y que no quería nada de ningún tipo con nadie. Le di las gracias por la sinceridad y entré a la casa. Al rato salí con Huicho y Luis Felipe platicaba con Alonso. Los miré, ellos me vieron y siguieron hablando. Entré a la casa y me puse una guarapeta bastante rica. De pronto estaba sentado en el sillón sin querer levantarme. Al rato llegó Alonso y me pidió bailar, me dijo que no estuviera triste y que me la pasara bien. Yo no quería ni levantarme, había tenido que soportar el rechazo de Luis Felipe y los problemas amorosos de Roberto con Edgar como para encima tener que bailar con este tipo que me pide me la pase bien cuando es lo que menos quiero. Me tomó de los brazos y me levantó para bailar. Terminó depositándome de nuevo en el sillón cuando vio que mis pasos estaban en ese momento bastante descompuestos. Si Clavillazo o Resortes me hubieran visto seguro hubieran reído a carcajadas.
La noche pasó y la peda se me fue bajando. Casi todos se habían ido ya a algún cuarto a dormir. Busqué a Huicho y no estaba. Tampoco Luis Felipe. Me levanté y entré al cuarto de Ramiro para acostarme en donde hubiera lugar. Dentro ya casi todos estaban recostados en la cama o en el piso. Mi sorpresa fue encontrar a Luis Felipe acostado con Alonso, semi desnudos y fajoteando de lo más rico. Me recosté al lado de la cama. De pronto sentí una mano que me acariciaba el trasero y vi que la wera estaba acostada a mi lado y fajoteaba con otro chico. Cuando reaccioné, vi que todo mundo estaba fajoteando con alguien más. Me levanté y Luis Felipe seguía con Alonso pero se les había sumado Roberto. Alonso respiró extasiado y dijo: Mi fantasía era estar con Edgar y Roberto, ahora estoy con Roberto y con él que se parece a Edgar. Huicho dijo: Se parece a Edgar. Mierda!!!
La wera volvió a meter mano y respondí la acción. De pronto, Alonso y Roberto terminaron votando a Luis Felipe y él sólo los miraba. Me senté y sentados nos quedamos viendo frente a frente en la obscuridad del cuarto. Quise tocarle la rodilla pero mejor me recosté en mi parte de piso. En un descuido de Ricardo y Ramiro, me subí a la cama y ocupé el lugar que antes ellos tenían.
En la mañana desperté con Luis Felipe acostado a mi lado. Me incorporé y lo vi. Esperé estar molesto u odiarlo o qué sé yo pero nada. Sólo desperté a Huicho y nos fuimos. Para colmo, Alonso se fue con nosotros, pero gracias al destino no recuerdo qué se le olvidó y bajó del pesero para regresar por eso. Por culero!!!
Luis Felipe no regresó al grupo y poco después yo me salí. No supe más de él, nunca tuve su teléfono y mejor, así no estuve tentado a llamarlo o algo por el estilo. Lo único con lo que me quedo es el saber que eso de enamorarse a primera vista de alguien sí puede suceder. Todos los conceptos que he ido apropiándome en la vida respecto a una idea de noviazgo o pareja de pronto llegó y me los puso en duda. Para mí amor es conocimiento, no te puedes enamorar de alguien que no conoces. Y bueno, me sucedió lo contrario. Fue rico, no voy a negarlo.
Me encorazoné, entré a los territorios de lo ridículo y me puse mi primer guarapeta. Al final el score no fue tan malo.
Hace un par de semanas me encontré a Víctor en el metro pero ni nos saludamos. Tomé conciencia que hace mucho no había pensado en Luis Felipe siendo que suelo recordar mucho a las personas con las que me ha sucedido algo por más pinche que parezca. No lo sé. Creo que sí fue importante el tipo en mi historia amorosa, sobre todo por lo que me hizo sentir tan rápido, pero bueno, quizá como dice mi hermana, soy una llamarada de petate.